Cultura de la Censura

28/Abr/2022

El País, Ecos- Por Marcos Israel, Presidente del Comité Central Israelita del Uruguay

El País, Ecos- Por Marcos Israel, Presidente del Comité Central Israelita del Uruguay

El Presidente del CCIU, Marcos Israel, escribió en la sección “Ecos” del diario El País, acerca de una columna de Martín Inthamoussu en la que se refería a la censura a los artistas y deportistas rusos. “La cultura de la censura en Europa que se describe con total claridad, en realidad no es nueva. Ahora es a los artistas rusos –y también deportistas-, pero hace muchos años que se viene practicando en relación a artistas y deportistas israelíes.”

Escribo en referencia a la columna de Martín Inthamoussu publicada el sábado 23 del corriente en este medio. Aclaro que estoy de acuerdo con los conceptos vertidos por el columnista, y quiero hacer unas reflexiones adicionales. La cultura de la censura en Europa que se describe con total claridad, en realidad no es nueva. Ahora es a los artistas rusos –y también deportistas-, pero hace muchos años que se viene practicando en relación a artistas y deportistas israelíes. En varios países de Europa, y en especial en España. La transcripción de las dramáticas declaraciones de la soprano Anna Netrebko cuando expresó “Obligar a los artistas y a cualquier figura pública a expresar públicamente sus opiniones políticas y condenar a su patria es inaceptable”, describe en forma inmejorable el trago amargo con el cual han enfrentado, por años, a innumerables israelíes, con el agravante de que en el caso de Israel nunca se trató de una invasión descabellada sino de la defensa existencial del derecho de autodeterminación del pueblo judío. Claro que esto último no lo inventó Europa. Décadas antes, desde los años 50 del siglo pasado, el mundo árabe primero y, más tarde el resto del mundo islámico salvo un par de excepciones, desplegaron un bloqueo total hacia cualquier expresión cultural o deportiva que viniera de Israel. Tanto que Israel, para poder participar de competencias deportivas o culturales ha tenido que hacerlo en un continente distinto al que pertenece. Peor aún, este trato discriminatorio se instaló nada menos que la ONU, donde Israel ha sido privada de participar en diversas instancias a las que tiene derecho como los casi doscientos países restantes. Que esa clase de comportamiento haya llegado a Europa habla de la decadencia cultural a que está asistiendo ese continente.

En cuanto al final de la nota, cuando el columnista expresa que por suerte en Uruguay somos diferentes, lamento informarle que no del todo. La central obrera uruguaya ha anunciado que abrirá sus puertas a los promotores del BDS, el movimiento internacional de boicot a Israel, movimiento inexcusablemente antisemita, que abreva en las fuentes del islamofascismo, una ideología que compite en el horror con el nazismo. Lamentablemente, en Uruguay hay quienes se están ocupando de tejer nuestra propia decadencia cultural.